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Historia del barrio de Pumarín en Gijón

Vivienda y desarrollo urbano en Gijón: Las mil quinientas de Pumarín

Durante la dictadura franquista, en el tránsito de la autarquía al desarrollismo, Gijón padece un importante déficit de viviendas para trabajadores. Desde la iniciativa oficial se intenta paliar el problema mediante la construcción de bloques de edificios, generalmente en barriadas periféricas. La iniciativa más importante y emblemática de todas será la puesta en marcha del Polígono de las Mil Quinientas, en el barrio de Pumarín, promovido por el Instituto Nacional de la Vivienda.

Será proyectado por un grupo de arquitectos que proponen un nuevo diseño urbanístico y arquitectónico de la vivienda social, combinando torres en estrella y bloques lineales de diferentes alturas, alternándolo con espacios libres, acorde con los principios de la Carta de Atenas.

La exposición recogerá también el contexto político y social del Gijón de los años cincuenta del siglo XX, así como las principales iniciativas urbanísticas llevadas a cabo durante el ámbito cronológico de gestación del proyecto (1952-1962) 

El distrito sur de la ciudad, que agrupa los barrios de Pumarín, Polígono de Pumarín, Nuevo Gijón, Roces, Contrueces, Montevil, Santa Bárbara y Pechera-La Braña,  

Un complejo de 10.693 metros cuadrados que se convertiría en referencia para el desarrollo de numerosas actividades culturales y de ocio en el distrito con más de 6,2 millones de usos.

La inauguración del centro municipal integrado «Gijón Sur», que suma un amplio dispositivo de espacios deportivos, tuvo lugar el 31 de julio de 2002. Una década en la que el edificio, sito entre las calles Severo Ochoa, Ramón Areces y Álava, se ha convertido en la instalación más utilizada de los cinco centros que componen la red. Desde entonces, «Gijón Sur» empezó a ofrecer sus servicios con normalidad, adquiriendo pronto su lema de «El centro es el servicio». Abierto de ocho de la mañana a diez de la noche, con períodos en los que se prolonga la hora de cerrada para atender las necesidades de los estudiantes, la instalación se ha transformado en uno de los grandes referentes culturales de la ciudad.

A parte de las numerosas exposiciones que acogió desde su apertura, eventos como el Festival Internacional de Piano o actividades como las programadas por la asociación juvenil «Abierto hasta el amanecer» también recalaron en el edificio proyectado por José Luis Quidiello. Además, el centro municipal integrado también ejerce como sede permanente del Festival Internacional de Cine de Xixón, donde realiza proyecciones cinematográficas en versión original subtitulada cada sábado desde hace años, atrayendo a un público fiel que se desplaza desde distintos puntos de Asturias para pasar una velada de fin de semana en las instalaciones.

La construcción de los bloques de edificios comenzó a gestarse en 1953 y, según las crónicas de la época, supuso un desembolso de casi 200 millones de pesetas. Un anuncio publicado en una página de EL COMERCIO, de hecho, se refiere al nuevo barrio como 'Ciudad satélite de Pumarín' o 'Pumarilia', en referencia a la ciudad de Brasilia construida de la nada en esa misma época.

Según recuerda Chencha, a Las Mil Quinientas llegó «clase obrera de la cuenca, León, Extremadura o Andalucía», una mezcla que conformó «un entorno alegre y diverso en el que se respiró un ambiente familiar». Ahora, añade, se ha perdido buena parte de esta familiaridad y de la juventud que caracterizaban al grupo residencial. «Ahora hay más perros que niños», lamenta con una sonrisa.

Lucha vecinal

La confección de la zona dejó una gran torre de veinte pisos, cinco bloques en forma de estrella de catorce alturas y varios edificios de siete y cinco plantas. En total, 1.500 viviendas que se acoplaron al grupo de la Urgisa y precedieron al Carsa, otras dos zonas residenciales que poco a poco fueron dando forma a Pumarín.

La exposición, que se podrá visitar hasta el próximo 21 de enero, también guarda un especial recuerdo por la lucha vecinal que en todo momento estuvo activa para denunciar las carencias del barrio. «De aquella nos reuníamos para fundar la asociación de Cabezas de Familia, que sería precursora de la actual asociación de vecinos. El barrio no se parecía en nada a lo que es ahora», explica Esteban Calleja, presidente de la entidad vecinal Severo Ochoa de Pumarín. El asfaltado, la iluminación y el acceso al barrio fueron las principales demandas durante los 60 y los 70.

Los paneles de la exposición, asimismo, también sirven para recordar a varias de las personas que participaron activamente en el desarrollo de la zona, como el párroco don José, que fue el principal impulsor de la iglesia de Pumarín o del colegio San Miguel.

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